Hasta hace unos años, el aceite de pescado era utilizado solamente por recomendación médica por su alto contenido en omegas 3, 6 y 9. Esos ácidos grasos benefician en grandes niveles a la salud cardiovascular, tiene propiedades antiinflamatorias y puede reducir el nivel de triglicéridos, además participan en el reforzamiento de las venas y arterias y en mantener la sangre sin coágulos, por lo que puede relacionarse con la prevención de trombosis, embolias y derrames cerebrales.
Estos padecimientos se asocian con tratamientos médicos controlados, razón por la cual el consumidor se limitaba a buscar productos con este componente, sin embargo, los estudios de la última década han permitido considerar al aceite de pescado como una alternativa preventiva, no como un tratamiento ante cualquier padecimiento, pero, ¿El aceite de krill y el aceite de pescado son lo mismo?
No, es diferente al aceite de pescado
Iniciando por la fuente de donde se extrae cada uno, pues el aceite de pescado comercial se extrae del llamado pescado azul, como atún, arenque, caballa, salmón o trucha, en cambio, el krill es un crustáceo de apenas unos 5 o 6 centímetros de largo que vive en enormes cardúmenes y se alimenta de algas marinas y pequeñas formas de vida del fondo de los océanos.
¿Qué contiene el aceite de krill?
Lo relevante aquí son las razones que lo llevan a ser tendencia durante los últimos años, partiendo desde sus altas concentraciones de fosfolípidos, lejos de su contenido en omega-3, por ejemplo.
Los fosfolípidos participan en el correcto desarrollo de las funciones cerebrales y en controlar la grasa y lípidos de la sangre, evitando (al igual que el aceite de pescado) coágulos que llevan a problemas en contra de nuestra salud.
Aunado a esto, se ha demostrado a través de diferentes estudios que el aceite de krill posee, con mejor biodisponibilidad en comparación al aceite de pescado, ácido eicosapentaenoico (EPA) y ácido docosahexaenoico (DHA) que de igual forma participan en el correcto funcionamiento del cerebro e incluso influyen en la salud inmunológica (esto sí que es un plus). Esto significa que el cuerpo los absorbe de mejor manera y más rápidamente.
Al 2020, el valor del mercado mundial del krill era de 235,8 millones, pero disminuyó más de un 5% debido a las interrupciones en su cadena de suministro por la pandemia COVID-19, sin embargo, continúa posicionándose durante este 2022 y su valor ha aumentado a poco más de los 240,1 millones.
¿Pero qué eleva su demanda este año?
Factores como las enfermedades cardiovasculares, cáncer, diabetes, hipertensión y otros trastornos se ven beneficiados con el aceite de krill y sus propiedades. Además se ha demostrado que participa en la salud ocular y, algo sumamente interesante, es que se ha mostrado que reduce el riesgo de desarrollar autismo, parálisis cerebral y TDAH al mejorar la salud del cerebro durante el embarazo y los primeros años de vida de las personas.
Además, el aumento de enfermedades crónico degenerativas en la población de adultos de edades avanzadas les ha llevado a buscar alternativas para mantener su salud a diferencia de medicamentos para aliviar tales padecimientos. Este segmento en particular busca diferentes opciones para consumir estas alternativas de prevención, por tanto, se estima que las presentaciones líquidas liderarán este mercado, seguido de cápsulas blandas o softgel y por último, las cápsulas tradicionales.
Los productos líquidos son más adecuados para bebés y personas mayores porque reducen problemas de asfixia asociados con las tabletas (o eso dicen quienes prefieren tomar aceite de krill en jugos o bebidas suplementarias), en cambio, las cápsulas mantienen sustancias sensibles, facilitan combinaciones con otros componentes y aseguran el suministro de grasas y nutrientes liposolubles (principales agentes del aceite de krill).
Norteamérica ha sido el líder mundial en cuanto al consumo de aceite de krill, seguido de Europa y Asia y las marcas líderes en la industria mundial de este componente serán las que apuesten por estos mercados ofreciéndoles a sus actuales consumidores estos productos adicionados con otros beneficios.
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Los suplementos alimenticios son alternativas no médicas que benefician la salud de los consumidores, además, aportan cantidades específicas de nutrientes para complementar lo que cada persona necesita.
Aquellos suplementos que participan en mejorar las condiciones de vida de las personas tienen una alta demanda por parte de los usuarios, pues, al no contener medicamentos y, en gran parte, ser de procedencia natural, resultan ser opciones favoritas principalmente para el público de edad adulta, mismo al que los líderes de las industrias apuntan con diferentes productos benéficos para su salud.
Las condiciones de vida de estos segmentos se ven afectadas por diferentes razones, como el ritmo de vida acelerado, la falta de ejercicio y mala alimentación. Como consecuencia de estos malos hábitos se generan diferentes padecimientos entre gran porcentaje de la población mundial, como hipertensión, diabetes y colesterol alto.
Con el colesterol alto, es posible que se formen depósitos grasos en los vasos sanguíneos que, con el paso del tiempo, crecen y hacen que sea más difícil que fluya suficiente sangre a través de las arterias. En ocasiones estos depósitos pueden romperse y formar coágulos que causan un ataque cardíaco o un accidente cerebrovascular. Y este es sólo uno de los riesgos existentes al tener colesterol alto, por ello, gran parte de los consumidores se apoyan de suplementos para reducir los riesgos que traen los altos niveles de colesterol y la alternativa principal para combatir tales amenazas es el omega 3.
Alimentos como el pescado y la linaza son grandes fuentes de ácidos grasos Omega-3, además, algunos suplementos dietéticos como el aceite de pescado también lo contienen.
Los tres principales ácidos grasos omega-3 son el ácido alfa-linolénico (ALA), el ácido eicosapentaenoico (EPA) y el ácido docosahexaenoico (DHA). Los DHA y EPA se encuentran en el pescado y otros mariscos. Por otra parte, el ALA es un ácido graso esencial obtenido de productos alimenticios o suplementos, pues el cuerpo humano no lo produce. El omega 3 se puede obtener de aceites vegetales, principalmente aceites de soja y canola, mariscos y aceite de linaza, incluidos mariscos y pescados grasos.
Los ácidos grasos ayudan en varias funciones corporales, como la actividad muscular, la fertilidad, el desarrollo y funcionamiento del cerebro, la división y crecimiento celular, la digestión, la coagulación de la sangre, función que permite mantener los índices de colesterol nivelados.
A nivel mundial, el valor del mercado del omega 3 se calculó en 2.680 millones de dólares en 2020 y se espera que crezca a una tasa compuesto-anual del 7,8% durante el período de pronóstico (hasta 2028).
Anteriormente se mencionó que el segmento adulto es el principal enfoque de las marcas que producen suplementos alimenticios con Omega 3, pero también se espera que el aumento de la población geriátrica, los cambios en el estilo de vida y la conciencia del consumidor con respecto a la salud, buena nutrición, estilos de vida sedentarios y prevalencia de enfermedades sean enfoques que impulsen este mercado.
¿Qué prefieren los consumidores?
Para el estudio se dividió el análisis en los tres tipos de ácidos grasos del Omega 3: DHA (ácido Docosahexaenoico), ALA (Ácido alfa-linolénico) y EPA (ácido eicosapentaenoico). El omega-3 significativo en fuentes marinas, como el aceite de pescado son EPA y DHA, mientras que las fuentes vegetales brindan principalmente ALA.
El ALA es un ácido graso esencial. Sin embargo, la EPA y el DHA ofrecen mayores beneficios para la salud, mantener los índices de colesterol y generarlo de forma nivelada. El DHA es necesario para el crecimiento y desarrollo funcional del cerebro en bebés y el mantenimiento de la función cerebral normal en adultos. También mejora la capacidad de aprendizaje y la salud cardiovascular.
Ahora bien, sabemos que el Omega 3, ya sea obtenido de forma natural o a través de suplementos, participa en diferentes funciones del cuerpo y a diferentes edades, donde destaca el segmento joven (21 - 33 años) que muestra cada vez más interesado en prevenir padecimientos al llegar a edades adultas (además de beneficiar la condición física), por eso, se mantiene dentro de las tendencias de consumo orgánico y de fuentes nutricionales lo más naturales posible.
Y no es de extrañar que Estados Unidos y Canadá dominen el mercado global de omega-3 en 2020, donde durante los últimos años ha habido una creciente conciencia sobre la pérdida de peso y los beneficios de comer sano, lo que da lugar a una mayor demanda de omega-3.
¿Y qué hay de las presentaciones?
El mercado ha registrado un aumento significativo en las ventas de suplementos alimenticios en polvo y bebidas orgánicas listas para consumo, aunque los formatos tradicionales como softgel o cápsulas siempre serán una opción ideal para los consumidores.
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